LA “INTEGRACION”
SURAMERICANA CHAVISTA: CUESTA ABAJO EN SU RODADA
Varios presidentes ante la estatua de Kirchner en UNASUR
@ENouelV
El alejamiento de
6 países suramericanos de esa entelequia que llaman UNASUR, es una importante
noticia que vale la pena comentar, por lo que trae consigo como estímulo para
repensar la integración en nuestro hemisferio.
UNASUR es, más que
una idea de Hugo Chávez, una iniciativa de factura brasileña.
Ciertamente, en
sus delirios de grandeza y en el marco de su proyecto político-ideológico, el
venezolano la asumió e impulsó, hasta tal punto, que pareció de su propia
cosecha.
En 2004, la idea
tomó cuerpo, primero, con otro nombre, Comunidad Suramericana de Naciones, para
luego en 2008 transformarse en UNION DE NACIONES SURAMERICANAS.
Esta organización
era una suerte de ente que con la existencia ya de otras instituciones en
nuestro entorno con el mismo propósito (ALADI, CAN y Mercosur), era
innecesaria; sin embargo, el adanismo de algunos políticos, se impone.
Sin duda, la superposición
adicional de una organización sobre otras, la duplicación o triplicación de
esfuerzos y gastos, más burocracia, iba a ser el resultado final de esta
iniciativa. En definitiva, una expresión más de la manía refundacionista que no
nos abandona y a la que somos muy dados en estos pagos latinoamericanos.
En aquel momento,
los vientos soplaban a favor de la izquierda populista saopauliana. La
alianza de Lula, Chávez, Kirchner, Mujica, Morales y Correa era la voz cantante
en la región y sus ideas por muy desaconsejables que fueran, no tenían fuerte
oposición en el resto.
Sin embargo,
algunos advertimos lo innecesaria que era la creación de UNASUR, y en no pocas
ocasiones, para el debate, colocamos objeciones a ella.
Hoy, vemos como
ella ha entrado en crisis y se señala el
embrollo sobre la designación del nuevo Secretario general como causa. La
razón de fondo, sin embargo, es que no solo varió el cuadro político
de gobernantes en la región, sino también la utilidad práctica que pueda tener
esa organización, en términos de integración, habida cuenta de la existencia de
otros entes que pueden cumplir, si se remozaran y funcionaran bien, con los
mismos cometidos. Su balance en resultados es nulo. La inercia y la paralización
que la caracterizan se debe también a normas de funcionamiento absurdas e imprácticas.
UNASUR y ALBA, dos
proyectos supuestamente de integración, frutos de ese afán malsano de
recomenzar las cosas una y otra vez en lugar de mejorar las existentes, parecieran
estar condenados ineluctablemente al mismo destino: la extinción.
Afortunadamente,
para bien de los latinoamericanos.
Quizás no sea mala
idea donar las instalaciones de UNASUR ubicadas en Quito a una institución de
caridad, obviamente, removiendo antes la estatua de Néstor Kirchner, a su
entrada, campeón destacado de la más grande corrupción argentina y
suramericana.
EMILIO NOUEL V.
emilio.nouel@gmail.com