FALTA MENOS
Comparar las dos concentraciones que tuvieron lugar el 19 de Abril es una tarea fácil que nos indica cómo está nuestro ambiente político y a quien realmente las mayorías respaldan.
¿3 millones de personas en la Avenida Bolívar? Permítame
carcajearme, señor Maduro. No se puede ser más farsante y embustero. Las gráficas ciertas y confiables lo reseñaron ampliamente.
No habrían más de 20 mil personas, si acaso, en la concentración organizada por
el gobierno, a la que por cierto, llevaron nariceados a todos los empleados
públicos del país, bajo la amenaza de ser despedidos.
Pero la imposición les resultó infructuosa, miles se resistieron a hacerlo, y los que vinieron, en su mayoría, maldecían entre dientes a los déspotas que nos gobiernan.
Pero la imposición les resultó infructuosa, miles se resistieron a hacerlo, y los que vinieron, en su mayoría, maldecían entre dientes a los déspotas que nos gobiernan.
Entre 20 y 50 mil bolívares fueron los viáticos que
entregaron a cada persona, y algunos recibieron botellas de bebidas
espirituosas. Miles de autobuses fueron contratados, y sin embargo, fue
desastroso el resultado como movilización. Ya quedaron atrás los días en que
acarreaban a la gente sin necesidad de estímulos en metálico o porque los
consideraban sus líderes. La bolsa pública para despilfarrar y regalar se les
vació, y ahora no los quieren ver ni en pintura por el hambre que han provocado.
El mundo entero pudo observar cómo el gobierno ni con todo el
dinero del mundo puede movilizar a “su gente”. Perdió credibilidad, apoyo y
legitimidad ante la población. Sus mentiras ya no son creídas, sus montajes mediáticos
nadie se los traga, ni siquiera los que aún sienten alguna simpatía por el
gobierno.
En cambio, la movilización de la oposición democrática fue
grandiosa, pacífica, nunca vista en nuestra historia
política. La dirigencia política, los partidos y las organizaciones de la sociedad civil demostraron su capacidad
organizativa, su fuerza social y su liderazgo. Probaron que su legitimidad democrática es
real y que tienen audiencia en nuestra población.
Porque unas manifestaciones como las del 19 y 20 de abril
responden a una implantación de un liderazgo que con sus defectos y errores
tiene amplio respaldo popular. Unas demostraciones como ésas no son
producto de la magia, de la improvisación o de la mera espontaneidad. Es
también de un trabajo que muchas veces no es reconocido, o porque se desconoce
o porque hay algún interés antipolítico detrás que busca restarles importancia,
todo en un entorno en el que los medios mayormente controlados por el gobierno
o neutralizados por éste, no reflejan las iniciativas de muchos líderes
políticos y sociales que a la chita callando laboran junto a las comunidades luchando por sus necesidades más sentidas.
Estamos viviendo momentos muy difíciles, complejos e
inciertos.
Tenemos enfrente a un gobierno que en su locura pareciera pretender que el país se hunda con él. No le importa las penurias y el dolor que
sufre la población. Solo quieren mantenerse en el poder para seguir haciendo de
las suyas, a su antojo.
De allí que arremeta con saña y perversidad contra quienes se
oponen a él.
Esta semana presenciamos hasta dónde es capaz de llegar, violando
los derechos humanos de los opositores que protestan contra un gobierno
dictatorial y desastroso. Esta dispuesto a todo, y ya ha dado muestras de los más grandes horrores. Las amenazas, veladas o
abiertas, a las personas que ejerciendo sus derechos constitucionales han
salido a las calles a protestar, están a
la orden del día. Se les acusa de traidores a la patria e intimida, y hasta se asoma que podrían acabar con sus vidas.
Los venezolanos estamos siendo gobernados por unos verdaderos
desquiciados que han desfalcado las arcas públicas y destruido instituciones
que fueron levantadas con mucho esfuerzo por los venezolanos durante varias décadas.
Y no solo eso, la moral de nuestra sociedad la han degradado.
Pero las principales víctimas han sido la democracia y la
libertad.
No obstante, pareciera que el proceso de recuperación democrática se ha comenzado a acelerar y ello es motivo para sentirse optimista. Aun falta
camino por recorrer, el cual se acortará en la medida que todos los demócratas unidos
empujemos hacia el mismo objetivo.
Ya falta menos, los últimos y auspiciosos eventos están anunciándolo.
EMILIO NOUEL V.