viernes, 21 de octubre de 2016

VENEZUELA: UN GOBIERNO TIRÁNICO IMPIDE EL EJERCICIO DEMOCRÁTICO


De nuevo el gobierno militar-cívico de Venezuela muestra su profunda endeblez, su carencia casi total de respaldo popular y su naturaleza tiránica. Está rehuyendo al veredicto popular. No ha creído ni cree en la democracia.
En su desesperación ante la posibilidad cierta de que el pueblo se pronuncie inequívoca y masivamente la semana entrante en relación con el refereréndum revocatorio, utiliza a unos jueces abyectos e indignos para tratar de impedir que tenga lugar tal acto democrático.

No podía esperarse otra conducta de un gobierno que pisotea a diario la Constitución de la República, que no respeta las leyes y que viola los Derechos Humanos. Que la comunidad internacional considera ya un gobierno forajido de impresentables y bárbaros esbirros.

No vale la pena ahondar sobre los fundamentos “jurídicos” de las medidas judiciales tomadas contra un conjunto de dirigentes importantes de la Unidad Democrática. Son tan deleznables que perder el tiempo en ellas sería un ejercicio inútil.

Lo que debe tenerse claro es que su propósito es político. Se trata de enredar, obstaculizar, retrasar e impedir el proceso de revocatorio de un presidente incompetente y antidemocrático. Porque saben que lo perderán, como en cualquier otro proceso electoral que se inicie bajo las calamitosas y adversas circunstancias que vivimos los venezolanos.

Todas las acciones gubernamentales más recientes terminan de desnudar la naturaleza autoritaria del régimen. Gobierno, tribunales y CNE se han confabulado perversamente para impedir que los derechos democráticos se ejerzan.

La comunidad internacional, y en particular la hemisférica, está siguiendo con atención esta deriva antidemocrática. El gobierno está aislado en el ámbito exterior, sólo cuenta con unas cuantas dictaduras que le sirven aun de apoyo.

Porque en lo interno hay ya casi unanimidad en relación con la necesidad de su salida antes de que nos precipitemos sobre el barranco del caos social total.

Los venezolanos que valoramos la democracia y queremos vivir en una sociedad próspera y pacífica debemos tener claro que el gobierno desea desmoralizarnos con la adopción de medidas inconstitucionales e ilegales como la que vienen de perpetrar contra el revocatorio.

No está de más pedir que tengamos cabeza fría ante ellas. Lo que no significa inmovilismo, pasividad, sino movilización inteligente, manteniéndonos en el marco de los grandes lineamientos que han inspirado la dura lucha por recuperar la democracia y las libertades en nuestro país.

Que las modificaciones que haya que hacer de las orientaciones tácticas, se hagan con la participación más amplia de la sociedad civil.  Los partidos y sus dirigentes siguen con su rol central y de ellos esperamos que asuman un liderazgo proactivo, certero y resuelto ante este agravamiento de la crisis.

Hoy como nunca el reto político, que ya era enorme, se ha agrandado, habida cuenta de la escalada del conflicto que el gobierno está provocando.

La naturaleza despótica del régimen político no está en discusión. No hay duda acerca de lo que estamos enfrentando.

Con lo sucedido en los últimos tiempos, los gobiernos del hemisferio están más que convencidos también de que el de Venezuela es un gobierno dictatorial. Pero esperamos de ellos que profundicen en sus iniciativas de aplicación de la normativa internacional que cabe en estos casos graves.

En nuestro caso, salir de la barbarie no va a ser fácil. Sólo unidos podremos lograrlo. Perseverar es la clave.

EMILIO NOUEL V. 

jueves, 6 de octubre de 2016


                    ALMAGRO, DE NUEVO A LA CARGA
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No hace falta mucho esfuerzo para demostrar que el gobierno militar-cívico de Venezuela es una tiranía ya instalada que busca aparentar con su discurso engañoso, que es una democracia.

Allá los cada vez menos extranjeros ingenuos que siguen creyendo en la retórica falsa del socialismo del siglo XXI, una estafa notoria y concluyente.

Pasaron los años de las ambigüedades, del régimen político considerado como un “híbrido”, aunque siempre con no disimulada vocación totalitaria. La decantación es clara hoy. Estamos frente a un despotismo desembozado, a un gobierno cuya conducta es contraria a la Constitución y los principios democráticos que ella contiene. El Estado de Derecho está prácticamente suprimido, y es sólo la voluntad de los tiranos la que se impone, soportada por las armas y un tribunal supremo indigno y lamebotas.  

La Carta Democrática Interamericana, no tengo la menor duda, fue activada hace unos meses atrás, dejando espacio a la posibilidad de que una pizca de sensatez pudiera tener lugar en los que se aferran al poder en Venezuela, permitiendo, así, generar una vía de solución constitucional y pacífica a la grave crisis venezolana.

La OEA vió entonces con buenos ojos las gestiones que desde UNASUR se hacían con el trío de ex presidentes, apostando a que fueran exitosas. Incluso el gobierno expresó su “consentimiento” respecto de esos “trámites”.

Con pesar podemos decir que tal encargo no ha llevado a ninguna parte. Ningún avance sustantivo puede registrarse. El gobierno sigue reacio a comenzar un diálogo que abra aquella vía de salida del atolladero, y por el contrario, se ha radicalizado más. Ha seguido amenazando y persiguiendo a la oposición. Hay nuevos presos políticos. Desconoce a la representación popular del parlamento y sus atribuciones constitucionales.

Maduro y sus secuaces declaran sin ambages que no habrá referéndum revocatorio, la salida política, a todas luces, menos traumática que tenemos a la mano. Pero el Consejo Nacional Electoral, arrodillado ante los tiranos, actúa complaciéndonos en su deriva enloquecida.

Mientras tanto, la crisis económica se profundiza, ampliando la incertidumbre y la desesperación de un pueblo que no aguanta más penurias, falta de alimentos y medicamentos, y un clima de inseguridad nunca visto.  

Los países del hemisferio, expectantes, están siendo testigos de este desastre social, no han permanecido indiferentes, pero pareciera que ya es hora para muchos de ellos, de tomar acciones más contundentes en el marco de la normativa internacional sobre la preservación de la democracia y el respeto a los derechos humanos.

De nuevo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, sale a la palestra pública para alertar sobre lo que está ocurriendo en Venezuela. Sabe también que las gestiones del trío de los ex presidentes han fracasado, no hay progreso alguno a registrar.

“Ningún foro regional o subregional puede desconocer la realidad de que hoy en Venezuela no hay democracia ni Estado de Derecho”, ha declarado.

Y agrega:Si no hubiera referéndum revocatorio, definitivamente sería imprescindible aplicar acciones drásticas (…) Todos estamos esperando qué es lo que ocurre con el referéndum revocatorio, ese es el camino para Venezuela”.

Más claro y certero no pudo ser Almagro. Sabe, al igual que el 85% de los venezolanos, que la solución de transición política en nuestro país está en la consulta popular inmediata, y que los países del hemisferio deben empujar activamente esa iniciativa.

De allí que remate su opinión afirmando: “Como miembros del sistema interamericano todos queremos lo mismo: una solución pacífica a la crisis del país. Nadie puede mirar hacia el costado, los países del Mercosur dieron un paso al frente”.

Los venezolanos, en una mayoría abrumadora, desean fervientemente un cambio de gobierno a la brevedad, antes de que nos vayamos por el despeñadero y la región se vea perjudicada.

Contamos con que la comunidad internacional y la hemisférica en particular, de manera proactiva, propicien una salida democrática y pacífica.



EMILIO NOUEL V.