domingo, 16 de enero de 2011

MAPURITE SABE A QUIEN PERFUMA


Ciertamente, lo que ha estado ocurriendo en nuestro país en los últimos meses merece una mirada muy atenta, incisiva y cauta de parte de todos. Sobre todo, después de ver las recientes actuaciones del presidente de la República.

A raíz del resultado exitoso del 26S, producto de la estrategia acertada de las fuerzas democráticas, los efectos positivos de toda índole no se hicieron esperar, incluso más allá de las fronteras.

Si aquellos los midiéramos por la reacción gubernamental, bastaría con observar la aceleración desesperada que pusieron los diputados salientes en la aprobación de decisiones y leyes cuyo fin no era el beneficio de la colectividad, sino asegurarse, por un lado, la permanencia en el poder, y por otro, sentar las bases de un estado totalitario al que se ha opuesto mayoritariamente el país; todo a sabiendas de que una vez tomara posesión el nuevo parlamento, no les sería tan fácil tal propósito, a pesar de contar con un número superior de diputados.

Esta conducta inmoral y antidemocrática ya evidenciaba la preocupación que los consumía. Habían encajado mal el golpe contundente que les propinó el país, cuando éste entregó la mayoría a la oposición democrática.

El derrumbe del afecto popular hacia el gobierno, que se venía asomando persistentemente en algunas encuestas, ya tomaba un camino alarmante para los chavistas. El 26S fue la prueba irrebatible del cambio que se venía gestando en el ánimo de los venezolanos. Su proyecto político demencial comenzaba a hacer aguas.

Son más que sabidos los exabruptos “legales” que perpetraron hasta finales del mes de Diciembre pasado. Entre gallos y medianoche aprobaron leyes, además de inconstitucionales, disparatadas e impracticables. Sin consultar a los interesados, mucho menos a los que saben de las materias reguladas. Adelantaron el nombramiento de magistrados del TSJ, cuyos antecedentes profesionales son, en general, deleznables, y las credenciales determinantes para la decisión fueron las del sometimiento a la línea político-ideológica del gobierno.

A pesar de estas arbitrariedades y otros desaguisados, y creyendo el gobierno que no habría ninguna movilización opositora, tomó el camino de la radicalización, incrementando los atropellos y violaciones a los derechos humanos, entre ellos, la propiedad privada, y subiendo el tono de su discurso agresivo, amenazador e insultante hacia las fuerzas que los habían derrotado en el campo electoral.

Terminado el año, y en vísperas de la asunción de la nueva Asamblea, y viendo que las fiestas navideñas no impidieron que las fuerzas democráticas se movilizaran, protestaran y denunciaran los desafueros recientes, el gobierno empieza a sentir otro golpe de la población: El del amplio rechazo a la conducta radicalizada y de abuso asumida post elecciones 26S.

La radicalización y la arbitrariedad de la Asamblea aumentaron el repudio popular, a lo que se sumó el deterioro de las condiciones de vida de la población, golpeada por la inflación, el hampa desatada y el desastre de gran parte de los servicios públicos.

Por otro lado, la denuncia de estos nuevos hechos, después de todas las que durante una década se formularon ante una comunidad internacional que se mostraba apática o escéptica, en esta oportunidad tuvieron un efecto muy importante. A tal punto, que un alto funcionario de la OEA, su Secretario General, expresó formalmente su inquietud acerca de uno de los desaguisados de una Asamblea Nacional venezolana ilegitimada: la Ley que habilita al presidente para legislar durante 18 meses en un conjunto de materias, resignando así, en la práctica, su poder legislativo constitucional.

De esta forma, el señor Insulza se pregunta si tal ley no sería contraria a los principios contenidos en la Carta Democrática Interamericana, y para la consideración de tal asunto, habría hecho consultas y un llamado a una reunión del Consejo Permanente de la OEA. Recibe, igualmente, una delegación de diputados venezolanos de oposición que fueron a presentar un conjunto de denuncias sobre los temas que hemos referido más arriba.

Además de la OEA, en otros ámbitos internacionales, se ha estado ventilando el “caso Venezuela”, sin dejar de mencionar las declaraciones de personalidades y funcionarios de otros países del hemisferio, que han manifestado su preocupación por lo que está ocurriendo en nuestro país.

He señalado en otra oportunidad que la lupa mayor que se está poniendo desde fuera al caso Venezuela no es nada casual. Es el reconocimiento formal y de hecho de una fuerza política cuya legitimidad y vocación democráticas no puede ser negada. Los partidos políticos y demás organizaciones venezolanas ya no siguen siendo vistos por la mayoría de los gobiernos e instituciones internacionales como una suerte de insoportables, fastidiosos y, para rematar, golpistas, que se la pasaban aquí y allá denunciando a un gobierno autoritario y a los que muy pocos atendían.

Lo que venía ocurriendo en ese sentido hasta hace poco cambió. La fuerza política demostrada, nos guste o no, es lo que cuenta en esos espacios en donde los intereses materiales y/o políticos van de primeros.

Ahora nos oyen y nos reciben más porque tenemos fuerza, así de sencillo. “Mapurite sabe a quien perfuma”, dice, más o menos, la sabiduría del campo venezolano, y cuando vemos esas volteretas no sólo en el exterior sino también en el país, debe recordarse esa “máxima”.

Y el presidente de Venezuela no sólo la conoce muy bien, también la practica. No hace falta recordar las múltiples veces que se echa para atrás cuando ve que las condiciones les son adversas. En tales momentos, blande crucifijos, se arrodilla, pide la bendición a curas, se muestra cargando muchachitos, se arrepiente, pide perdón, dice que no es comunista, en fin, se trasmuta en manso corderito, en niño que no ha quebrado un plato. Eso es "pura muela", como dicen los jóvenes ahora.

Sin embargo, todos sabemos que apenas pasan pocos días de tales actos de arrepentimiento, cuando vuelve a las andadas, a los insultos, a las humillaciones, al discurso incendiario, al incentivo del odio y a la división de los venezolanos.

El presidente tiene un PHD en retiradas tácticas. La experiencia ha demostrado que retrocede para coger impulso cuando las circunstancias lo favorezcan. Devolver la Ley habilitante (para reducir su tiempo de vigencia) y la Ley de universidades a la Asamblea, y mantener las otras leyes, igual o más letales que aquellas, las que atentan contra principios constitucionales como la descentralización, la proporcionalidad electoral, el derecho de propiedad y las que afectan a las fuerzas armadas, entre otras, no significa ningún propósito de enmienda real y creíble.

No podemos albergar esperanza alguna de tales maromas, que sólo buscan ganar tiempo y recuperar el afecto de los que oscilan de un lado a otro del espectro político que hoy divide a Venezuela. Hay mucha gente ingenua que de buena fe cree en estos actos de contrición. El gobierno lo sabe y trata de manipularla con estos arranques de caperucita roja arrepentida.

A la oposición no le resta otra que perseverar en la estrategia trazada, perfeccionarla, afinarla, ahondando la unidad de acción, ampliando el mensaje de cambio, haciendo propuestas viables que apunten a la solución de los grandes problemas que acogotan a la nación. El debate debe proyectarse a todos los sectores, trascendiendo la Asamblea, pero dando en ésta las peleas que deban darse presionando para que las condiciones adversas de ese espacio se modifiquen. Pero lo que no debe perderse de vista nunca son los propósitos detrás de estas marchas y contramarchas, señuelos y movimientos distraccionistas del gobierno. Adelantarnos o salir al paso de ellos, así como actuar en consecuencia, es nuestro primer deber.

Sin duda, vamos bien.

EMILIO NOUEL V.

sábado, 8 de enero de 2011

QUÉ ESPERAR DE LA OEA CON EL “CASO VENEZUELA”


En anteriores ocasiones he tratado el tema de los mecanismos interamericanos establecidos para la defensa y protección de la democracia, las libertades y los derechos humanos y de su necesidad para la preservación en nuestro continente de sociedades prósperas y pacíficas.

Allí, hemos formulado observaciones acerca la eficacia real de tales mecanismos y los obstáculos de distinta naturaleza, no sólo los jurídicos, que deben superarse para una útil y efectiva aplicación de aquellos; esto sin olvidar la noción de soberanía absoluta que tienen muchos y la carencia de poderes supranacionales de los órganos multilaterales.

Así, elementos fundamentales a considerar en este asunto lo constituyen algunos contenidos de normas, los procedimientos y la efectividad de las eventuales sanciones.

El tema de procedimientos expeditos es crucial, incluido el punto de lo que los abogados llaman el impulso procesal. Por otro lado, ya conocemos cuál es el ritmo y la velocidad, a veces muy lenta, que las instituciones internacionales tienen al respecto. Todo dependerá, por supuesto, de las interpretaciones jurídicas, las prisas políticas, de las correlaciones de fuerza y de la gravedad de la cuestión.

Por lo general, estos procedimientos siguen un patrón que varía según el ámbito en que se aplican. No es lo mismo un procedimiento en materia política o de derechos humanos que en el campo de lo económico o comercial. De allí que veamos una serie de pasos que van desde las consultas, las visitas in loco, las reuniones extraordinarias, la conciliación, las mediaciones, gestiones diplomáticas, hasta las decisiones que pueden o no conducir a sanciones.

Por lo que respecta a estas últimas, sucede que las hay desde manifestaciones de preocupación, pasando por la condena política o moral, hasta sanciones económicas o comerciales, expulsiones o suspensiones de organismos internacionales e intervenciones militares, que como se sabe, en el marco de la normativa de la ONU sólo las puede ordenar el Consejo de Seguridad.

En los días que corren, y visto que la deriva autoritaria y totalitaria del gobierno de Chávez se ha profundizado, se han producido varias declaraciones acerca de si las ultimas acciones antidemocráticas y contra el Estado de derecho cometidas por la Asamblea Nacional de Venezuela, son violatorias de la Carta Democrática Interamericana.


A las denuncias reiteradas en los últimos años por muchos voceros de la oposición venezolana y pronunciamientos de organizaciones (Comisión Interamericana de los DDHH, Corte Interamericana de los DDHH, Parlamento Europeo, etc) y personalidades internacionales, se suman ahora las declaraciones del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, y el subsecretario del Departamento de Estado de EEUU para América Latina, Valenzuela, que hacen referencia, precisamente, a la Carta en cuestión.

Por vez primera, estamos viendo que un representante de una institución hemisférica, OEA, hace señalamientos concretos sobre las violaciones a la normativa de la Carta.

“No me parece que esté ni dentro del espíritu ni en la letra de nuestra Carta Democrática el que un Congreso que se va pueda atarle las manos al Congreso que llega. Yo no creo que eso se puede hacer. ¿Qué sentido tiene que la gente elija un Congreso -que fue concurrido y que todo el mundo validó- para que inmediatamente después se diga que ese Congreso que acabamos de elegir en realidad no va a tener mucho que decir porque el presidente va a gobernar por decreto durante 18 meses? Yo no creo que eso sea aceptable. No me parece que uno se puede quedar callado ante una cosa así", ha declarado enfáticamente Insulza. (Tomado de Globovision.com)

Según la prensa el señor Insulza ha estado realizando consultas con algunos gobiernos acerca de esta cuestión. Igualmente, se ha hablado de una convocatoria del Consejo Permanente de la OEA a los fines de que se ventile el caso y en consecuencia se produzca un pronunciamiento.

No obstante, debe recordarse aquí que el artículo 18 de la Carta pauta que “el Secretario General o el Consejo Permanente podrá, con el consentimiento previo del gobierno afectado, disponer visitas y otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la situación. El Secretario General elevará un informe al Consejo Permanente, y éste realizará una apreciación colectiva de la situación y, en caso necesario, podrá adoptar decisiones dirigidas a la preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento.”

Por su parte, el artículo 20 dispone que cualquier estado o el Secretario General ante la alteración del orden constitucional de un país “podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente (CP) para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente.”

Como es casi seguro que el “consentimiento previo del gobierno afectado”, en nuestro caso, es muy dudoso que se dé, el impulso del procedimiento tendrá que partir o de un país miembro o del Secretario General, con vistas a la convocatoria del CP que deberá manifestarse.

Imaginemos que todo marche sobre ruedas, tiene lugar el CP y se decida efectuar gestiones diplomáticas para la normalización de la situación. Éstas podrían o no tener feliz término. ¿Que significaría un “feliz término”? Lo mínimo sería que derogaran la ley habilitante, razón por la que hay tanta preocupación. ¿Bastaría con eso?

Pero si, por el contrario, fracasan las gestiones ¿Qué nos queda? Habría otra convocatoria del CP para que tome decisiones, incluidas otra ronda de gestiones diplomáticas.

¿Y cuanto tiempo puede durar todo este proceso? ¿Cual será el resultado final? Los arcanos lo sabrán.

En el ínterin, al presidente de Venezuela se le podría ocurrir y ejecutar la “genial” idea de amenazar con la salida del país de la OEA, o simplemente sacarlo. Aunque vemos esto muy difícil, él sabe lo que se estaría jugando, tamaño disparate no es descartable en un hombre impulsivo, temerario y delirante.

Dicho lo anterior, quedan claras las opciones en la OEA.

Sin embargo, cabe preguntarse: ¿Se dará fácilmente la primera convocatoria del CP, por un país o el Secretario General? ¿EEU, Brasil, México o Argentina se pondrían de acuerdo sobre esa convocatoria? ¿Coincidirán todos en que en Venezuela se infrige los principios de la Carta? Permíta el lector que lo dude.

A pesar de mi escepticismo en materia de procedimientos internacionales, hay un aspecto, el político, que sí me hace ser optimista con lo que está ocurriendo en la OEA. Esto es un síntoma más de que el cambio de correlación de fuerzas que se dio el 26 de septiembre en Venezuela está siendo registrado en el ámbito internacional. De nuevo, las fuerzas democráticas opositoras son oídas y se les está dando su puesto como lo que son: una alternativa política con posibilidades ciertas de triunfo a corto plazo. Es un reconocimiento internacional innegable que ayudará enormemente en el camino que queda por recorrer en la recuperación de la democracia

No sabemos lo que sucederá finalmente en la OEA con el caso Venezuela, no esperamos mucho, y ojalá nos equivoquemos. De lo que sí estamos seguros es de que ya es bastante ganancia el que las arbitrariedades inconstitucionales perpetradas por el gobierno de Chávez y su piara de diputados genuflexos, se estén ventilando en el órgano más importante del Hemisferio.

EMILIO NOUEL V.

jueves, 6 de enero de 2011

LA BARBARIE RETROCEDE Y LAS FUERZAS DEMOCRÁTICAS AVANZAN


Siempre lo reitero: los que nos gobiernan viven un mundo que ya no es, que dejó de ser, que está enterrado, bien hondo, en las profundidades de la historia. Si nos atenemos a sus discursos repetitivos, mentirosos, fastidiosos y vacíos, la sensación que se tiene es que para ellos los años no pasan. Se quedaron pegados a una época, a unos hechos, mientras el mundo cambió, evolucionó y son otros, muy diferentes, los datos de la realidad que tenemos ante nosotros.

En efecto, cuando hacemos el esfuerzo de oír a sus dirigentes, llama la atención esta peculiaridad que no deja de asombrarnos. Razón tiene Bryce Echenique en uno de sus relatos, cuando señala que no es infrecuente encontrar en las calles de la Lima de hoy a una persona del siglo XVI. El escritor debiera saber que en Caracas también puede suceder eso, ayer lo pudimos constatar en la sesión de la Asamblea Nacional.

En nuestro país, no sólo hemos presenciado durante las dos últimas décadas el resurgimiento de lo que Pedro Manuel Arcaya llamaba la horda salvaje con su carga nefasta de resentimiento social y odio de clases. A este resentimiento se suma otro más absurdo aún: el histórico, el cual pretende vengar reales o supuestos agravios cometidos siglos atrás o en tiempos más recientes.

Este introito me sirve para comentar el inicio de la nueva legislatura nacional el día de ayer.

En primer lugar, debemos decir, sin ninguna duda, que fue un hecho trascendente en la compleja lucha por recuperar la democracia en Venezuela. Es otro paso de avance hacia la consolidación de una alternativa democrática de oposición a un gobierno autoritario que pretende instaurar una tiranía totalitaria colectivista en el país.

65 diputados en representación de la nueva mayoría emergente (51%) se juramentaron, luego de que por un error político garrafal estuviéramos fuera de allí 5 años.

Independientemente de que no se refleje tal porcentaje en el número de diputados y de que el Tirano está pretendiendo esterilizar la acción de esta nueva Asamblea, nadie en su sano juicio político podría disminuir la significación de este hecho. Ya no es la misma situación anterior. Se equivocan de medio a medio quienes desde la oposición restan importancia a esta nueva correlación de fuerzas y llaman eunucos a los diputados demócratas. Son los mismos que juegan al todo o nada, los que son incapaces de ver las oportunidades, los matices, los que siempre ven el vaso, no digo medio lleno, sino vacío.

El juego político se reinicia, una nueva dinámica se desencadena, el toma y daca aparece, el debate y la negociación tendrán que darse, pero, sin duda, se abren vastos caminos a las fuerzas democráticas para su potenciación con vistas a la confrontación electoral presidencial del año que viene.

La estrategia que se fijaron los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil está dando sus resultados. Y la conducción de la Mesa Unitaria, con todo y sus fallas, debe reconocerse que ha sido acertada y exitosa.

La primera actuación de los diputados democráticos el día de la apertura de sesiones fue la adecuada; sobria, sin estridencias, firme y contundente; sus discursos mostraron estar ligados a la realidad presente. Se refirieron, principalmente, a los problemas no resueltos y más sentidos que afectan a la gente y que el gobierno no atiende; sentaron su posición de principios respecto de la defensa de la Constitución, particularmente, del principio de la Inmunidad parlamentaria y no cayeron en las descalificaciones y la discusión sobre épocas pretéritas, superadas, que no vienen al caso.

Por su parte, los diputados del gobierno dieron una demostración patética de desconexión con la realidad y con lo que interesa a las mayorías. Como decía al principio de estas líneas, viven en otro mundo, pero del pasado. Cual tartufos desvergonzados, hablan de ética, dignidad y valentía, virtudes éstas de las que carecen ampliamente.

El nuevo presidente de la Asamblea, producto del desacuerdo interno originado por las luchas encarnizadas del chavismo, no hizo otra cosa que retrotraernos a tiempos idos, a un pasado que ya no existe, que nada dice a las nuevas generaciones. Como es costumbre en los que reescriben o distorsionan la historia para amoldarla a sus intereses, faltó a la verdad histórica para justificar su ida a la guerrilla y para incluir en su “gesta heroica” a quienes ni de lejos formaron parte de ese gran disparate y fracaso.

El comandante Soto Rojas se presentó como si no se hubiera enterado de la caída del Muro de Berlín y del estrepitoso derrumbe del socialismo-comunismo. Su resentimiento sigue ahí, vivito y coleando. Su ideología demencial, intacta. En su delirio, se presenta como si acabara de bajar de las montañas de El Bachiller después de una guerra triunfante, y ha logrado, al fin, tomar el poder el hombre nuevo del socialismo, y como ejemplos conspicuos de este paradigma las cámaras de VTV mostraron a Diosdado, Aristóbulo, Earle y el Dr. Chimbín bolivariano. La flor y nata de la ética y la integridad revolucionarias, pues¡

No obstante, y a pesar de este viaje a las catacumbas del pasado al que nos quiso llevar la retórica anacrónica de los bolivarianos en la inauguración de la Asamblea, no podemos menos que sentirnos optimistas sobre esta nueva fase que se abre para las fuerzas democráticas en su trayecto hacia la victoria popular del 2012. El horizonte luce promisorio, la barbarie tiene fecha de partida. El primero que desmaye, pierde.

EMILIO NOUEL V.