La trascendencia de lo logrado
Se logró lo que muchos considerábamos un milagro; el que numerosísimos partidos políticos democráticos, nacionales y regionales, se pusieran de acuerdo en la escogencia de candidatos unitarios para cada uno de los 165 cargos de diputados a ser electos en las próximas elecciones parlamentarias de septiembre 2010. Lograr armonizar las aspiraciones de las diversas organizaciones, incluir en la plancha unitaria a un número considerable de presos políticos, incorporar a independientes (20% del total de los candidatos), incorporar a militantes de grupos regionales, personalidades, dirigentes estudiantiles; todo esto constituye para las fuerzas democráticas un logro extraordinario que nada ni nadie podrá negar ni disminuir.
Pero este no fue el único logro ni tampoco el más trascendente. Desde una perspectiva de mediano y largo plazo, lo más importante del proceso cumplido desde el año pasado es que las fuerzas democráticas de Venezuela han logrado consolidar luego de años de traspiés una Dirección Política estable, seria y responsable, la Mesa de la Unidad Democrática, constituida por las principales organizaciones políticas que enfrentan al proyecto totalitario de Chávez. ¡¡Bravo!!
Cada vez queda más claro a todos que la Mesa de la Unidad Democrática no es solo una alianza electoral para ganar las próximas elecciones parlamentarias. Con la Mesa de la Unidad al frente, las fuerzas democráticas podrán, por fin, ofrecer al país la posibilidad cierta de una verdadera alternativa al actual régimen chavista. La existencia de una dirección política consolidada permitirá enfrentar en la Asamblea y en todo el país, una vez realizadas las elecciones, a la maquinaria agresiva del chavismo que sabemos no se resignará con facilidad a perder la absoluta hegemonía que mantiene en la actualidad en el poder legislativo y en los otros poderes.
Desde la Asamblea Nacional, la fracción parlamentaria democrática –porque esta también tendrá que manejarse unitariamente- podrá trazar las estrategias para enfrentarse al chavismo y derrotarlo, para desarmar el tinglado de leyes inconstitucionales que se han aprobado, y ejercer una verdadera labor contralora del poder ejecutivo. Solo una dirección política coherente y única permitirá frenar con eficacia los intentos desesperados de Chávez de imponernos su comunismo del siglo XXI. Con la Mesa de la Unidad Democrática podremos aspirar a reconquistar la mayor parte de los concejos municipales y juntas parroquiales y desplazar al chavismo de esas importantes posiciones. Luego, en 2012, las fuerzas democráticas reunidas en la Mesa de la Unidad podremos lanzar un candidato unitario que derrote contundentemente al presidente- candidato perpetuo y desplazar del poder al chavismo.
Sin unidad, sin una dirección política unida, coherente y seria no podríamos ni siquiera imaginarnos un gobierno alternativo al actual régimen. Por esto, más allá de sus limitaciones y errores, defendemos a la Mesa de la Unidad Democrática. Sin ella no habrá democracia, sin ella no podremos derrotar al autoritarismo y totalitarismo chavista. ¡¡Lo demás es cuento!!
Manuel Guevara/ Caracas, 29 de abril de 2010.
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