COMPLICIDAD Y CINISMO
Emilio Nouel V.
En los días que corren hemos leído con asombro y mucho
estupor que se piensa recurrir o ya se recurrió ante el Tribunal Supremo de
Justicia para que éste determine el problema suscitado con la elección de la
nueva directiva de la Asamblea Nacional.
Se estaría demandando que esa instancia decida quién tendría
la razón en todo este embrollo.
Lo primero que a uno se le viene a la mente es la pregunta
sobre las motivaciones y objetivos que persiguen los que acometen tan extraña
acción judicial.
Me refiero a las razones de fondo, sobre todo, cuando de
personajes políticos con cierta exposición mediática se trata. Toda vez que no
me como el cuento, especialmente viniendo de un político, de que “como
ciudadano” tenga interés en esclarecer unos hechos que por lo demás quedaron
suficientemente evidenciados y documentados para todos los venezolanos y la
mayoría de los gobiernos democráticos del hemisferio y más allá.
Que un ciudadano de a pie, poco informado y sin acceso adecuado
a los medios, intente un recurso judicial de tal naturaleza, lo podemos
comprender y atribuir a una posición sincera, a un interés legítimo de saber la
verdad, movido por la buena fe, que a veces puede ser ingenua, pero que, en
definitiva, es un ejercicio de un derecho.
Pero cuando es un político informado y con posiciones
públicas asumidas el que lo hace, ya nuestra apreciación no puede ser la misma.
Y como no nos chupamos el dedo, lo primero que hacemos es recelar, conjeturar y
poner el olfato a funcionar.
Porque ¿en
qué cabeza cuerda de venezolano de hoy puede caber que el TSJ, arma de
comprobada sumisión a la tiranía chavista, va a decidir algo que la perjudique
o contraríe? ¿Acaso no está más que sabido y probado que el TSJ ha atropellado
el derecho a diestra y siniestra sin ningún pudor? ¿Que su entrega a la
voluntad del tirano es un hecho incontrovertible?
¿Se desconoce acaso que el TSJ no ha sentenciado una sola
vez en contra del poder chavista durante estos últimos años, en ninguna de las
materias que han sido sometidas a su consideración, incluso más allá de los
asuntos políticos?
¿Se cree que el TSJ va a decidir reconociendo la realidad de
los hechos del día 5 de Enero, tal y como sucedieron? Si Maduro se pronunció a
favor de los corruptos y traidores que montaron su tinglado en esa fecha,
impidiendo la entrada de la mayoría de los parlamentarios democráticos ¿es
dable racionalmente pensar que ese tribunal fallará ajustado a las evidencias y
la Ley?
En Venezuela, el Estado de Derecho ha sido pisoteado no
solo por Miraflores, también por el TSJ, la Fiscalía General, la Contraloría
General, el CNE y los organismos de seguridad. Pretender que alguno de ellos, a
estas alturas del partido, se pronuncien contrariando el poder es ingenuidad o
ignorancia, si se trata de un ciudadano de a pie.
Pero cuando es un político con cierto recorrido y bien
informado el que impulsa una iniciativa como la que nos ocupa, debemos comenzar
por sospechar un interés político inconfesable, porque no nos queda la menor
duda de que en el presente caso el personaje de marras sabe a ciencia cierta lo
que verdaderamente aconteció el día 5 de Enero. Sabe quién tiene la mayoría en
el parlamento, y al manifestar una supuesta confusión, está delatando que anda
en una operación política muy concreta para golpear a una mayoría que se
empecina en no aceptar, a la vez que lleva agua al molino del chavismo.
¿Cómo no pensar entonces, con bastante fundamento, en que
hay complicidad y cinismo en tal conducta?
Y es lo mismo que hemos observado estos días cuando un
político más que amortizado, que solo infunde lástima porque ha caído en lo más
bajo, tiene el tupé de declarar de manera descarada que Juan Guaidó no tenía
los votos para ser reelecto. ¿Están este personaje y el de la acción judicial
jugando en comandita?
¿Qué buscan con tratar de perjudicar a la mayoría
parlamentaria y a Juan Guaidó, cuestionando la directiva electa legítimamente
en la Asamblea Nacional?
La tiranía chavista ha logrado con su poder corruptor
comprar voluntades por mucho tiempo. En esta oportunidad del 5 de Enero,
echando mano del mismo expediente, se intentó de nuevo desconocer a la
representación legítima del pueblo venezolano asaltando el parlamento con la
fuerza militar para imponer una directiva fraudulenta y sobornada.
Fracasaron los tiranos porque los venezolanos repudiaron
esa acción y ni siquiera los reconocen las democracias del mundo.
Pretender que sea un
tribunal sometido al poder el que dilucide una situación a todas luces clara,
no puede ser más que un ejercicio de
cinismo y complicidad.